Hard Fun People and Culture

Trabajar motivado es un factor que parece marcar una diferencia. La motivación nos mantiene en un estado emocional positivo, con niveles más altos de proactividad y compromiso hacia la organización.

¿Qué CEO o dueño de una empresa, no querría algo así para sus equipos?

Partamos con una definición:

“La motivación es un estado interno que activa, dirige y mantiene la conducta de la persona hacia metas o fines determinados; es el impulso que mueve a la persona a realizar determinadas acciones y persistir en ellas para su culminación. La motivación es lo que le da energía y dirección a la conducta, es la causa del comportamiento.”

Estado interno, impulso, energía. Todos estos conceptos dependen de cada persona. Lo que motiva a unos no tiene por qué motivar a otros.  He ahí una de las dificultades principales de mantener esta emoción arriba.

Las motivaciones varían dependiendo de una serie de factores. Edad, Género, Nivel Jerárquico, proyecciones profesionales, entre otras. Mucho se ha hablado de los Millenials, por ejemplo. Se mueven (motivan) por cosas diferentes de las que mueven a las Generación X. Esta última perseguía el éxito y el dinero, además de cierto grado de estabilidad laboral, móviles que ya no tientan mucho a los nacidos entre 1981 y 1993. Ellos se motivan con la flexibilidad, con las experiencias y con beneficios del tipo “trabaja desde donde quieras y cuando quieras, siempre que cumplas los objetivos”.

A diferencia de lo que ocurría con nuestros padres y abuelos, para las nuevas generaciones el clima laboral es clave. Les importa sentirse cómodos y bien en el lugar donde pasan gran parte de su tiempo.

Según un estudio de CEF (Centro de Estudios Financieros) de España, estas son las 10 cosas que más motivan a los colaboradores de una empresa:

  1. Poder desarrollarse profesionalmente (66%).
  2. Aprender más sobre la profesión que desempeña (54%).
  3. Asumir responsabilidades (53%).
  4. Trabajar en un buen ambiente (49%).
  5. Desempeñar un trabajo interesante (40%).
  6. Tener buena relación con los compañeros (39%).
  7. Poder conciliar vida laboral y personal (39%).
  8. Poder aportar sugerencias, propuestas, soluciones (38%).
  9. Conseguir un reconocimiento por el trabajo realizado (37%).
  10. Conocer bien las funciones del puesto que ocupa (36%).

El salario, no aparece entre las 10 más importantes. Es, por decir lo menos, curioso.

Es en este contexto que hace algunos años surge el concepto de “Salario Emocional” que son “aquellos beneficios puramente emocionales que los individuos obtienen del trabajo”.

Las empresas entonces se han esmerado en construir las condiciones necesarias para atraer y retener talento. Ya no es raro ver salas de juego, gimnasios y muchos otros beneficios que nada tienen que ver con aumentar los sueldos.

Hablamos de estereotipos y generalidades. Obviamente hay de todo en todas las generaciones. Lo que está claro es que hoy la motivación es un factor clave y las organizaciones están llamadas a cultivarla. Antes regía el “para eso te pago”. Eso ya no corre. Por suerte. El bienestar emocional está en el centro de las conversaciones empresariales, pero no es “caridad”: Está comprobado que a más bienestar emocional y mejor clima laboral, prácticamente todos los indicadores mejoran, por lo que estamos frente a un fenómeno interesante que está instalado y creciendo en todo el mundo.