Hard Fun People and Culture

El trabajo de coaching, team building, talleres e incluso la capacitación, ha sido históricamente presencial. 

Independiente de la metodología o tipo de actividad, trabajamos leyendo el cuerpo y las expresiones faciales. Nuestro “termómetro” para ver cómo estamos siendo recibidos es algo que tenemos desarrollado y lo ocupamos para tomar decisiones en el momento: ¿Sigo por esta línea?; ¿Tomo alguna otra opción u oportunidad? ¿Utilizo algo que sucede para mostrar algún aprendizaje?

El primer golpe que recibió nuestra “industria” en Chile, fue en octubre de 2019. La compleja situación por la que atravesó el país, llevó a muchas empresas a suspender cualquier tipo de taller o capacitación. Era arriesgado transitar por ciertos lugares, el metro cerraba más temprano, a veces sin previo aviso, y las empresas optaron, obviamente, por cuidar la integridad de sus colaboradores. 

Cuando parecía que empezábamos a mejorar un poco, chocamos con marzo de 2020. En cosa de una semana, nos cambiaba todo. Como moscas empezaron a caer, en todo el mundo, conciertos masivos y actividades deportivas. De un día para otro, todo se cerró. Por supuesto, se cerraron también los talleres o procesos que teníamos en vista. 

Y ahí quedamos. Un poco en shock, como todo el mundo. Sin oferta o con una muy básica, insuficiente para reemplazar lo que hacemos. 

Una ola de webinars y conversatorios gratuitos, inundo Linkedin y otras redes sociales. El nivel de contracción del mercado para nuestra industria fue casi total. Las empresas, paralizadas y desconcertadas también, enfocaron sus esfuerzos en re armar a sus equipos para que siguieran trabajando de manera remota. También se enfocaron en mantener su producción, en las ventas y en nuevos desafíos logísticos. 

Y entonces, ¿qué pasó? 

En la segunda parte de este artículo lo analizaremos.